Alimentación y Cáncer: ¿qué tanto influye lo que comemos?

Los hábitos de vida importan, y mucho.

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Por: Coté Jaramillo / Foto: Canva

Cada día se habla más del papel que juega la alimentación en la prevención y el acompañamiento del cáncer. Y aunque no existen recetas mágicas, la ciencia es clara: los hábitos de vida importan, y mucho.

Diversos estudios señalan que factores como el sobrepeso, el consumo de alcohol, tabaco y alimentos ultraprocesados aumentan el riesgo de distintos tipos de cáncer. Estos hábitos favorecen la inflamación crónica, el estrés oxidativo y alteraciones en la microbiota intestinal, creando un escenario ideal para la enfermedad.

La nutricionista Bianca Senno, especialista en pacientes oncológicos, lo resume con contundencia: “Mantener un peso saludable es una de las recomendaciones con mayor evidencia en la prevención del cáncer”. Y agrega que no se trata de prohibiciones, sino de aprender a equilibrar.

Entre los patrones más estudiados, la dieta mediterránea se destaca por su capacidad protectora. Rica en frutas, verduras, legumbres, aceite de oliva, pescados y carnes blancas, y con un bajo consumo de carnes rojas y procesadas, este estilo de vida se asocia con menor riesgo de varios tipos de cáncer, especialmente el colorrectal.“Es un patrón alto en fibra, y esa fibra tiene un efecto protector comprobado”, explica Bianca, reforzando que se trata de un estilo de alimentación fácil de adaptar a cualquier cultura gastronómica con un poco de creatividad.

Cuando el cáncer ya está presente

Durante un tratamiento oncológico, la nutrición deja de ser solo preventiva y se convierte en una aliada indispensable. Una dieta adecuada ayuda a mantener la masa muscular, mejora la tolerancia a quimio o radioterapia y reduce interrupciones en los procesos médicos.

El reto, es grande. Náuseas, cambios en el gusto, sequedad bucal o fatiga son síntomas frecuentes que afectan el consumo de ciertos alimentos por los tratamientos a los que se somete el cuerpo. “Por eso es clave acompañar al paciente de la mano de un nutricionista”, afirma Bianca, quien destaca que la personalización de la dieta es la clave para mejorar la calidad de vida en medio del tratamiento.

Por las redes sociales, abundan promesas de alimentos “milagrosos” que supuestamente curan el cáncer o mitos de que el azúcar “alimenta” la enfermedad. Senno es clara: “No existe ningún alimento que por sí solo cure el cáncer. Lo que realmente importa es el patrón de alimentación en su conjunto”.

Consumir frutas como guanábana o ingredientes como cúrcuma o brócoli es saludable, pero no sustituye un tratamiento médico. Y sobre el azúcar, su explicación es directa: “Las células sanas también utilizan glucosa. La diferencia está en el tipo y la cantidad: una dieta rica en azúcares simples sí promueve obesidad e inflamación, factores asociados a un peor pronóstico”.

Finalizado el tratamiento, la meta es clara: se necesita recuperar energía, calidad de vida y reducir el riesgo de recaídas. Una alimentación equilibrada, actividad física regular, descanso y manejo del estrés forman un mismo engranaje. Senno concluye con un mensaje claro y poderoso: “No hay alimentos mágicos ni prohibidos. Lo importante es disfrutar de un estilo de vida equilibrado”.

Conoce más de la nutricionista Bianca Senno en @bienconbianca_

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